Los países del norte no van a admitir herramientas para contener las alzas de los rendimientos y primas de riesgo de los países con mayores desequilibrios que no conlleven condicionalidad

BCE_Reunion_9_junio_2022

Juan J. Fdez-Figares (Link Securities) | En una jornada en la que los bancos centrales fueron los protagonistas, los principales índices bursátiles europeos y estadounidenses cerraron ayer con fuertes alzas, alzas que en gran medida se pueden explicar por el elevado nivel de sobreventa que presentaban muchos valores. No obstante, “la actuación” de los bancos centrales, que logró ayer un fuerte repunte de los precios de los bonos y, por ello, una drástica reducción de sus rendimientos, también “jugó” un papel determinante en el positivo comportamiento de la renta variable occidental.

Así, al comienzo de la sesión en Europa, y tras conocerse que el Consejo de Gobierno había convocado una reunión de emergencia para analizar el reciente repunte de las rentabilidades de los bonos de la Eurozona, algo que desconocíamos a la hora de escribir nuestro comentario de ayer y que, por tanto, nos pilló por sorpresa al igual que al resto del mercado, las bolsas se giraron con fuerza al alza, al igual que hicieron los precios de los bonos. En este sentido, señalar que la mencionada reunión sorpresa del Consejo de Gobierno del BCE, que creó una gran expectación, acabó como casi siempre en lo relativo al banco central europeo: “parió un ratón”. Si bien es verdad que tras la misma el BCE anunció que utilizaría el importe de los bonos que venzan de la cartera creada bajo el paraguas del programa de compra de emergencia para la pandemia, el PEPP, para intentar contener los rendimientos de los bonos soberanos, y que había dado orden de diseñar una “nueva herramienta” con el mismo fin, el verdadero problema del BCE para contener las alzas de los rendimientos y de las primas de riesgo de los países de la Eurozona que presentan mayores desequilibrios presupuestarios y fuertes endeudamientos, como es el caso de España, es que, con la inflación disparada, crear un programa de compra de deuda ad hoc, que conlleve el aumento de la masa monetaria de la Eurozona, es difícilmente defendible, aunque se hable, como hizo ayer el BCE en su comunicado, de “preservar el funcionamiento del mecanismo de transmisión de la política monetaria”. Además, los países del norte de la región no van a admitir un programa que no conlleve condicionalidad, es decir, que para poder acudir al mismo los países deberán comprometerse en plazo y forma en reducir sus desequilibrios, algo a lo que los dirigentes políticos de los mismos no creemos que estén dispuestos a aceptar dado el elevado coste político que ello conlleva.

Lo cierto es, no obstante, que tanto el anuncio de la reunión de emergencia del Consejo de Gobierno del BCE como el compromiso de la institución en el diseño de la mencionada herramienta tuvieron ayer un efecto balsámico en los precios de los bonos, con el consiguiente descenso de sus rentabilidades, así como en las cotizaciones de muchos valores, entre ellas en las del sector bancario. Nuestra duda es saber cuánto va a durar el mencionado efecto si la inflación en la región sigue disparada y el crecimiento económico ralentizándose, mientras que en el seno del BCE no terminan de ponerse de acuerdo en cómo actuar.

Por la tarde, y ya con las bolsas europeas cerradas, el protagonismo lo monopolizó la Reserva Federal, cuyo Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) finalizaba ayer su reunión de dos días iniciada el martes. En contra de lo que esperábamos, la Fed optó ayer por la contundencia, anunciando la mayor subida de sus tipos de interés de referencia desde 1994. Así, finalmente, y como venían “anunciando/recomendando” muchas casas de análisis de los grandes bancos de inversión estadounidenses, la Fed se decantó por subir sus tasas de interés de referencia en 75 puntos básicos (p.b.), hasta el intervalo del 1,50% – 1,75%. Además, los miembros del FOMC revisaron sustancialmente al alza sus expectativas de subidas de tipos para los próximos tres años, situando las mismas en el 3,4% para el final de 2022, 1,5 puntos porcentuales por encima de las que reflejaron en su “diagrama de puntos” el pasado mes de marzo. Además, y tal y como esperábamos, en su nuevo cuadro macroeconómico revisaron a la baja sus expectativas de crecimiento y al alza las de inflación, presentando de esta forma un escenario que cuadra en gran medida con el de una “estanflación de libro”.

Si bien todo lo dicho podría haber afectado muy negativamente tanto a los bonos como a los mercados de renta variable estadounidenses, los precios de ambos activos subieron tras el comunicado del FOMC, acelerando las alzas durante la comparecencia ante la prensa del presidente de la Fed, Jerome Powell. Algunas interpretaciones de este comportamiento apuntan a que los inversores celebraron el claro compromiso de la Fed con la inflación y el hecho de que Powell dijera que este “movimiento” no tenía por qué convertirse en el “habitual”. Nosotros, sin embargo, achacamos el mismo al hecho de que los mercados de bonos y de acciones ya habían descontado este escenario, habiendo experimentado fuertes caídas desde la publicación el viernes de los datos del IPC estadounidense de mayo, cifras que estuvieron muy por encima de lo esperado y que, por tanto, “hicieron saltar muchas alarmas”. Igualmente, y como hemos indicado al principio, el reciente castigo sufrido por el precio de estos activos había creado unas condiciones de elevada sobreventa, condiciones que, normalmente, provocan fuertes reacciones al alza. De hecho, ayer en Wall Street fueron los valores de los sectores más castigados recientemente tales como los de consumo discrecional, servicios de comunicación y los del sector de la tecnología, los que rebotaron con más fuerza. La cuestión ahora para los inversores es determinar si la contundente actuación de la Fed para contrarrestar la inflación i) es realmente eficaz, dado que los precios que más están subiendo son los de los alimentos y los de la energía, productos cuya demanda es muy inelástica; y ii) no termina convirtiendo el escenario más que probable de estanflación en uno de recesión.

De momento, y en lo que concierne a la sesión de hoy, decir que esperamos que las bolsas europeas mantengan el buen tono de ayer cuando abran por la mañana, aunque las alzas serán más moderadas, mientras los inversores procesan todo lo acontecido en los últimos días. Seguimos pensando, como ya reiteramos ayer, que, mientras dure el mercado bajista, vamos a asistir a repuntes violentos y puntuales de las bolsas. En ese sentido, nuestra recomendación, continua siendo la misma: aprovechar estos repuntes para i) situar nuestra exposición al riesgo al nivel en el que nos encontremos cómodos y que podamos asumir; en este sentido señalar que los mercados bajistas no duran para siempre; y ii) aprovechar para hacer cambios en nuestras carteras, incrementando el peso relativo en las mismas de los valores catalogados como de defensivos, que ofrecen productos y servicios con una demanda muy inelástica, por lo que se sus negocios sufren menos en épocas de crisis.